
Cuando venía Tony, la cosa era diferente, porque entre las dos había una especie de lucha de celos, que al final repercutía en que yo me sentía nadando entre dos aguas. Se peleaban, se tiraban hasta de los pelos y Tony, le escondía las orquillas del pelo, para que sus enorme cabellera rizada se le erizara como a un león.
Así que un día decidimos hacer oficial su enemistad, celebrando una especie de anti-boda en la que yo ejercía las labores de cura y Laika era la principal testigo, y Tony y Lucía se llamaban todas las salvajadas que se les ocurría. Tanto nos reímos aquella tarde, jugando a hacer la ceremonia, que Lucía y Tony empezaron a llevarse bien y hoy en día siguen siendo grandes amigos. En realidad, creo que inventamos el divorcio Express.
1 comentario:
la antiboda es una idea muy original...
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