lunes, 14 de enero de 2008

Luca, Laika, Tony y Mon y otr@s chic@s del montón en busca del "rayo verde"

Los fines de semana, Tony y yo, acompañados de Laika y mi padre (Mon), hacíamos pequeñas excursiones por los alrededores, unas veces a pié y otras a caballo. Descubrir las dunas y la entrada de la ría en Mogro fue para mí uno de los recuerdos más bonitos que tengo.
Parecía que aquél lugar estaba tocado por no sé que suerte de hechizo, sobretodo cuando al atardecer, se veían reflejados los últimos rayos de sol en el mar.

Mi padre, nos contaba que si te fijabas bien y nada te hacía perder la concentración, el último rayo de sol, que entraba en el mar, al juntarse el azul y el amarillo, ser veía un rayo verde. Así que cada vez que salíamos nos parábamos para ver el último rayo.

Parece mentira, pero una vez el sol empieza a esconderse, tarda muy poco en hacerlo del todo y puede apreciarse la velocidad del sol, perfectamente. El caso es que nos sentábamos y nos poníamos muy serios mirando al horizonte para ver el rayo verde y entonces ¡Plas! Mi padre pegaba una palmada, o estornudaba exageradamente o empezaba a decir que había visto cualquier cosa, en voz alta. Todo, claro, para hacernos perder la concentración.

(Pequeño salto en el tiempo) Cuando cumplí 13 años, mi padre me regaló el libro "El rayo verde" de Julio Verne, que conservaba desde que era niño.
Mientras escribo este post, he entrado en crisis. Os cuento por qué: Cuando acabé de leer el libro y entendí que es ciencia ficción, perdí la fe en el rayo verde y creí que no existía, pero me acabo de encontrar esto:

4 comentarios:

Eingel dijo...

no es ciencia ficción... es una leyenda...

que no sé si es cierta o no


ojalá yo hubiera tenido un paraje así... a lo mejor sería un poco más persona

Un beso

Jause dijo...

Lo importante es la esperanza de encontrarlo, la busqueda del sueño, el deseo por encontralo, una vez que sabes que es fantasía o simplemente cuando se a cumplido, quizas pierde ese encanto que le rodeaba, es mejor vivir en un mundo de colores y porque no un rayo verde.

estrella de mar dijo...

mmmm.... pues da que pensar... manda la foto a Milenio 4, que te forras!!

tú mira lo que hacen algunos con 4 manchas de humedad en la pared...

fuera coñas, bonita historia pa contar a tus hijos cuando los tengas y si piensas tenerlos. En mi pueblo no había mar, así que en vez de mirar las rayas verdes, pues nos fijábamos en las rayas rojo-anaranjadas del sol al esconderse. El final del atardecer en la vega toresana es digno de ver, también.

El marrón y el verde lo ponen los campos, el rojo-anaranjado los rayos del sol. Y el azul el cielo, claro.

Un beso y suerte a tu tío en este aniversario... jeje

Ana Pedrero dijo...

Joe; yo he pasado tardes enteras apurando las puestas de sol sobre el embalse del Esla en busca del rayo verde. Y aunque no llegué a verlo nunca, guardo en mis retinas esos veranos y esos soles naranjas a punto de morir como uno de los mejores regalos que me ha podido hacer el mundo.

Un beso. :)